por una tarde feliz
y un plaza vestida de viernes
en una esquina de café me dueles
curvas, sillas de madera
y amorosos grafitis viejos
en la mesa del bar, hoy dueles
tu pollera y mi perfume
coquetos, te habrá gustado, me duelen
como duele una noche feliz
un teatro negro que duele
la extraña lluvia muda
en los brazos duele
no olvidar una sola palabra
no olvidar una sola mirada
ni un solo miedo rotoso
un silencio oportuno
perdido instante húmedo
me dueles un largo
momento puntual