Mi único enemigo
Anoche,
luego de mucho tiempo,
tuve una leve pesadilla.
Soñé que era a la vez
un hombre y un león,
juntos y largamente solos,
contemplando la sabana africana.
De pronto, y sin motivo,
el hombre que yo era
se asustó
y entonces, sin motivo,
el león que yo era
lo atacó.
Me desperté con el sobresalto,
apretando como a una cebra con mis garras
las fuertes caderas de la mujer
con quien dormía.
Ella preguntó sin prisa qué pasaba.
La solté asombrado y le conté el sueño en la penumbra.
Me dijo con somnoliente
ecuanimidad atroz:
"es obvia la interpretación:
tu único enemigo
sos vos"
estiró de nuevo el torso liso
junto al azorado león
que la miraba
y se durmió.