De su cuerpo salvaje feminista

de sus ojos de yegua refrescante
y sus dedos de perra bailadora
de su pelo de nutria marinera
y sus pies de mariposa militante
de su espalda de hiena terapeuta
de su cuello de liebre voladora
su cabeza de escarabajo litigante
y su piel de cotorra consecuente
de sus pestañas de jirafa constructora
de sus orejas de koala dirigente
de sus pechos de gacela solidaria
y sus muslos de cebra dibujante
su ombligo de pantera periodista
y sus labios de caracola gobernante
de sus rodillas de gavilán originaria
y sus pezones de abeja pastelera
y sus brazos de gata cineasta
de sus nalgas de paloma defensora
sus manos de delfín equilibrista
y su lengua de zorra confidente
de sus caderas de lagartija convocante
y de su vulva de libélula corsaria
no me enamoré, fue de otra cosa.