Dos horas parado ahí, no esperando
contra todos los consejos, recordando
La ducha tibia es un lugar del pasado
la pancita ilusionada de mamá
jovencita imaginándome, y
sus esperanzas empujando las mías
Allí todo el pasado perdido
todavía puede ser
y no hay nada que perdonarse aún
Desde ese refugio suave
cubro con las plamas mis ojos, mi boca, y
siento el recuerdo de una luciernaga preciosa
que debí abrazar
cuando volaba encendida
alrededor de mí