Hackers

Dedicado a Aaron Swartz, y por extensión a todos los demás hackers del mundo. En la diversidad, uníos!

Con su angustia lenta, aunque urgente
los ojos creciendo y cayendo con la luna
a ritmo loco, de vigilia, afán y esmero
desde la herramienta de piedra cascanueces
inventan el mágico presente
que los artistas decretaron al futuro

Rocosos viajeros anhelantes
se mueven frente a impulsos inauditos
inventan eso que tuvieron siempre
oculto allí, justo enfrente, de su atónita, diáfana
mirada de mico inconveniente
magos de la plástica
malabristas de juiciosos
vectores en sus mentes

Vagos, negligentes, imprecisos
porque no les mueve más
que el desconsuelo de pensar
que el tiempo es breve y que su gente
le enseña a resolver pegando palos
las cosas que la maña y la artería
descubren tanto más fácil y pronto
con vivo ahorro de materia, de energía,
y de sollozos

Fugitivos siempre
herejes, apóstatas, piratas
sucios, proscritos, expatriados
fuera de la ley estarán siempre
los que inventen un botón, una palanca
una suma de fugas perentorias que se burlen
teórica, o triste, o peor, prácticamente
de las cosas que están bien
o de la muerte, la inmaculada o sucia concepción
la oscura noche y el rey sol
del eje universal de este planeta
de Dios, de Marx, de Gieco,
del sexo solidario y los burócratas
los jueces, mercaderes y maestros
peripuestos

Pero a aquellos no debemos nada
ni siquiera la cama que turbamos
ni siquiera la sopa que exaltamos
ni el país por el que no, o que si, marchamos
ni las cosas que jamás aprenderemos
porque los buscadores, los curiosos
que se embarran las narices en los libros
pero más se la embarran en el aire
nunca hicieron esto por nosotros
sino por ese insosegado caminar en circulos
que la duda transita siempre siempre siempre
de su pulmón derecho por detras del bobo
a su pulmón izquierdo por delante
y otra vez, duda que va, duda que vuelve
piensa aprieta duda, siempre.

Hay un solo homenaje incontestable
para el joven que en todas sus edades
rasca y aprende, pisa y desaprende, y no duerme
y construye algo que falla, y que falla,
y otra vez, y la décima funciona, sí
completamente diferente a lo planeado
Es que hay un solo homenaje irrebatible
que consiste simple o embarazosamente,
en aprender a mirar como una obra,
como un cuadro desmembrado de Picasso
a prudente metro y medio por lo menos
el ridículo invento malogrado
de su madrugada última demente